viernes, septiembre 08, 2006

Cuento de la Marioneta Rota


Erase una marioneta que se mantenia con los ojos fijos en el mundo entre cerrados para ojear un sueño; Su corazón y sus pies estaban llenos de astillas, no tenía cuerdas y aun así pretendía aprender a caminar.
Erase un principe soldado que salio de su pais en busca de su sueño y por el camino con una aguja, iba él mismo remendando sus heridas.

Tiempo atras, hace años hirieron varias veces a la marioneta y ahora rota como estaba, entrecerraba sus ojos para enfrentarse a sus miedos y andar poco a poco sin cuerdas. Las astillas de sus piernas rotas se le clababan a cada intento y le dolía conseguirlo. Además como era una marioneta rota no tenía quién la entendiera. En el cuarto de juegos había todo tipo de juguetes incluso más marionetas, pero como no estaban rotas y eran felices sostenidas por sus cuerdas no la identificaban como una compañera y no la comprendían.
Cuando la marioneta era pequeñita los dinosaurios y otros monstruos de plastico la dañaron hasta que ella aprendió un poco a defenderse rompiendo poco a poco sus cuerdas para luchar mejor pero a cambio se convirtio en una marioneta diferente que tenia que sostenerse sola y a la que las otras tomaban por loca, puesto que intentaba caminar si nadie que la sostuviese desde arriba.
Cierto día en aquel cuarto de juegos Marioneta Rota y Principe Soldado se encontraron. Él era un principe soldado muy guapo y valiente y cuando la vio intentando caminar por encima de sus astillas le dijo; - No te sostienes con cuerdas como el resto de las marionetas, así que quizás tu lo que eres es una princesa y casi nadie lo sabe -.
La Marioneta rota no supo que decir. Jamas ningun desconocido, a primera vista la tomo por una princesa. Cuando la miraban solo veian una marioneta rara que al no tener cuerdas parecía marcada por un estigma extraño. Asi que al principio dudo mucho de las palabras que con tanta fé pronunciaba aquel principe que además no lo olvidemos era un valiente soldado, fueran ciertas.
El principe tenía un corazón lleno de bondad y como todos los corazones hechos de bondad y de sueños creía poder arreglarlo todo. Así que mirando las astillas le dijo. - Quédate conmigo, tu me apoyaras en mis batallas y yo te ayudare a ser lo que eres. Porque los principes lo sabemos todo sobre princesas-. A ella nadie nunca con tanta fé y menos alguien que parecia no necesitarla, la había pedido apoyo. Cuando hablaron y desde el primer momento supieron que tenian similares sueños y que su batallas eran casi las mismas. Además ningun principe hasta ahora le había dicho "quédate" y "quedate" es una palabra demasiado hermosa para ser ignorada.

Poco a poco Principe Soldado y Marioneta Rota se hicieron inseparables juntaron sus entrecerrados ojos y ejecutaron planes y proyectos para marcar su destino, pero marioneta tenia tantas astillas rotas que no podía seguir los pasos de soldado que llevaba su amigo. Un día el principe le trajo un presente. Eran unos enormes y preciosos lazos de colores que ella podía colocar donde antes estaban sus cuerdas así el principe podría guiarla en su camino de pasar de marioneta a princesa. Eran unos lazos tan bonitos y de una seda tan suave que Marioneta rota se los coloco en seguida porque de lo que jamas hubo duda era que el principe había puesto su mejor intención al fabricarlos. Y ella empezo a caminar, a moverse y hablar en público segun los movimientos que marcaba en los lazos su amigo. Así parecía más feliz y el resto de los juguetes la felicitaba por sus progresos hacia ser una princesa y el principe se hinchaba de orgullo cada vez que su marioneta rota decia o hacia una de las agudas gracias que él le había enseñado para triunfar en público. Ya que nadie dudaba que él era un gran maestro por las acrobacias de la marioneta. A cambio marioneta era una fiel escudera que siempre defendía al principe ante todos y contra todos sin excepción todo el mundo sabiá que nada ante ella se podía decir de su soldado. Por otro lado el principe insistia en que ella limase sus astillas para que dejasen de dolerle pero para entregarse del todo a esa dificil tarea ella hubiera tenido que caminar a veces sin los lazos y ser su propia princesa, la que ella llevaba dentro y no la que él con tanto cariño marcaba en sus tirones.
Así que por un lado la marioneta estaba tan comoda sujetada por los lazos que no se enfrentaba al dolor de curar sus astillas y por otro cuando si lo hacía tenía que romper alguno de los lazos y el principe creia que ella estaba dejando de ser princesa y solo caminaba bajo su destino y estigma de marioneta rota. Los dos se sentían decepcionados y fustrados y parecía que la marioneta era una perezosa y una desagradecida que no luchaba para conseguir logros y en lo de perezosa unas veces era cierto y otras no tanto porque estaba demasiado confundida. Algunas veces ella aunque mas despacio quería volver a ver desde su propia mirada.

Paso el tiempo, pasaron años. Los dos fueron cambiando. Cada vez la marioneta necesitaba mas y más estar sostenida por los lazos porque de aquella costumbre se le había olvidado casi como se aprende a caminar sola. Cuando intentaba curar sus astillas rotas necesitaba soltarse un poco de los bonitos lazos de seda y principe soldado creia que ella solo había olvidado todo lo que le enseño. Éntonces él tiraba más fuerte y ella se arrojaba al suelo y ya no queria limar sus astillas ni ya quería ni con lazos ni sin lazos aprender a caminar. Ninguno entendía del todo al otro y a ratos se iban distanciando.

Aun así dada la confianza que estaba recibiendo, un día ella empezó a desear ser princesa y junto a los esfuerzos del principe empezó a vivir y ejercer como tal. Pero bajo ningun concepto ni siquiera el de seguir limando las astillas el principe la dejaba romper su preciosos lazos de seda de colores. Cuando Marioneta se negaba eran las propias astillas rotas del principe las que resurgian en él torturandole. Así que ella debía ser la princesa que él veia y moverse segun le marcaba él los pasos.

Los cuerdas aunque sean de suave seda siguen siendo cuerdas y a ella la sangraban las muñecas y los tobillos de tanto relevarse ante el soldado, sintiendose a la vez culpable de su reveldía a quien tanto bien le hizo. Así que la situación hacía brotar nuevas astillas en el corazón de la marioneta, que se sumaban a las que no se habían cerrado del todo.
Con el tiempo el principe de tanto ser soldado empezó amar la guerra más de lo que solía y llamaba desagradecida, inutil e infiel a su marioneta escudero cuando no quería seguirle. En ocasiones llego a mostrarse cruel y violento con ella, en ocasiones ella se mostro demasiado sorda y mala a los sentimientos y los gritos de él y sus corazones se alejaban olvidando juntar sus ojos. Llegó el día en que ella dudaba a veces porque le creía y quería o porque le tenía muchisimo miedo. Él la acuso de abandonarle y la advirtio que si así lo hacía, cortaria los lazos para siempre y ella solo seria una marioneta desecha y nunca jamás una princesa .

Lo que su amigo llamaba infidelidad era simplemente el cese de la anterior obediencia y fé ciega en él pero aunque no lo creyese nadie, ella seguia queriendole y comprendiendole. Marioneta, solo no quería seguir detenida y sostenida por sus lazos.

Fuese en parte por ella misma, y en parte por el principe, ella estaba encontrando su propio yo en si misma y había recordado como se aprende a sostenerse sin cuerdas y a que las astillas no la hiciesen tanto daño. Las acepto y comprendió que como parte de ella misma, tendría que aprender a vivir con con esas pequeñas agujas afiladas aceptando que existian y que de vez en cuando le seguirian doliendo.
Porque pese a que el guapo principe no lo aceptase, en el proceso su amiga se convirtio en otra cosa. Quizás no era la princesa que él tanto soñaba y quiso modelar y crear pero tampoco era ya para nada una marioneta rota que siempre necesitaría lazos o cuerdas para sostenerse.

Ni marioneta, ni princesa. Se estaba convirtiendo en ella misma. Quizás un día el principe lo comprenda.