miércoles, mayo 14, 2008

POEMA III. A mis muy queridos Macondo y Cyrano de Bergerac



El Amor nació en Macondo
Y se deslizó como un pájaro en silencio
El Amor siempre fue una página en blanco,
Amante dispuesta a acoger
Mis mejores letras. Mis esperanzas de papel
Los juguetes que mi alma desviaba hacia la tinta.
La pantalla del portátil llena de símbolos ajenos
Que no importaban, Que no podían desviar
Ni sustituir el recuerdo de mi vieja Olivetti.
Y la vieja sensación que llena cuando mis dedos golpean las teclas
Hasta poner mi alma; en medio, final y principio siempre de frente
Espiándome detrás de la pantalla sonriendo.
Mis pequeñas criaturas. Las caricias que di.
Las que guarde, hasta que Macondo le dio un sentido
A estos poros de piel abierta encendida por los versos.
El amor es una mujer que no tiene miedo de leer
Lo que sus propias manos escribieron.
Y aunque Creonte ya ha sido derrotado y a sabiendas
Que Tebas suspira enardecida reclamando nuevas reinas
Solo Macondo sabe de qué color es
El reflejo de las rosas de esta nueva Antígona.
Solo yo puedo saber que yo soy mi propio y mejor primer amor
Cada Mujer y cada Hombre deberá reclamar la libertad de su yugo
Je suis l´amour, Je suis l´vie
Je suis la tour de communication, le phare des mots
Je suis les livres de mon propre Alejandria.
Yo soy este mismo ahora, siempre en presente.
Pues no es casual que mi héroe de adolescencia fuera
Aquel narigudo, cínico, sátiro poeta francés