viernes, septiembre 08, 2006

Cuento de la Marioneta Rota


Erase una marioneta que se mantenia con los ojos fijos en el mundo entre cerrados para ojear un sueño; Su corazón y sus pies estaban llenos de astillas, no tenía cuerdas y aun así pretendía aprender a caminar.
Erase un principe soldado que salio de su pais en busca de su sueño y por el camino con una aguja, iba él mismo remendando sus heridas.

Tiempo atras, hace años hirieron varias veces a la marioneta y ahora rota como estaba, entrecerraba sus ojos para enfrentarse a sus miedos y andar poco a poco sin cuerdas. Las astillas de sus piernas rotas se le clababan a cada intento y le dolía conseguirlo. Además como era una marioneta rota no tenía quién la entendiera. En el cuarto de juegos había todo tipo de juguetes incluso más marionetas, pero como no estaban rotas y eran felices sostenidas por sus cuerdas no la identificaban como una compañera y no la comprendían.
Cuando la marioneta era pequeñita los dinosaurios y otros monstruos de plastico la dañaron hasta que ella aprendió un poco a defenderse rompiendo poco a poco sus cuerdas para luchar mejor pero a cambio se convirtio en una marioneta diferente que tenia que sostenerse sola y a la que las otras tomaban por loca, puesto que intentaba caminar si nadie que la sostuviese desde arriba.
Cierto día en aquel cuarto de juegos Marioneta Rota y Principe Soldado se encontraron. Él era un principe soldado muy guapo y valiente y cuando la vio intentando caminar por encima de sus astillas le dijo; - No te sostienes con cuerdas como el resto de las marionetas, así que quizás tu lo que eres es una princesa y casi nadie lo sabe -.
La Marioneta rota no supo que decir. Jamas ningun desconocido, a primera vista la tomo por una princesa. Cuando la miraban solo veian una marioneta rara que al no tener cuerdas parecía marcada por un estigma extraño. Asi que al principio dudo mucho de las palabras que con tanta fé pronunciaba aquel principe que además no lo olvidemos era un valiente soldado, fueran ciertas.
El principe tenía un corazón lleno de bondad y como todos los corazones hechos de bondad y de sueños creía poder arreglarlo todo. Así que mirando las astillas le dijo. - Quédate conmigo, tu me apoyaras en mis batallas y yo te ayudare a ser lo que eres. Porque los principes lo sabemos todo sobre princesas-. A ella nadie nunca con tanta fé y menos alguien que parecia no necesitarla, la había pedido apoyo. Cuando hablaron y desde el primer momento supieron que tenian similares sueños y que su batallas eran casi las mismas. Además ningun principe hasta ahora le había dicho "quédate" y "quedate" es una palabra demasiado hermosa para ser ignorada.

Poco a poco Principe Soldado y Marioneta Rota se hicieron inseparables juntaron sus entrecerrados ojos y ejecutaron planes y proyectos para marcar su destino, pero marioneta tenia tantas astillas rotas que no podía seguir los pasos de soldado que llevaba su amigo. Un día el principe le trajo un presente. Eran unos enormes y preciosos lazos de colores que ella podía colocar donde antes estaban sus cuerdas así el principe podría guiarla en su camino de pasar de marioneta a princesa. Eran unos lazos tan bonitos y de una seda tan suave que Marioneta rota se los coloco en seguida porque de lo que jamas hubo duda era que el principe había puesto su mejor intención al fabricarlos. Y ella empezo a caminar, a moverse y hablar en público segun los movimientos que marcaba en los lazos su amigo. Así parecía más feliz y el resto de los juguetes la felicitaba por sus progresos hacia ser una princesa y el principe se hinchaba de orgullo cada vez que su marioneta rota decia o hacia una de las agudas gracias que él le había enseñado para triunfar en público. Ya que nadie dudaba que él era un gran maestro por las acrobacias de la marioneta. A cambio marioneta era una fiel escudera que siempre defendía al principe ante todos y contra todos sin excepción todo el mundo sabiá que nada ante ella se podía decir de su soldado. Por otro lado el principe insistia en que ella limase sus astillas para que dejasen de dolerle pero para entregarse del todo a esa dificil tarea ella hubiera tenido que caminar a veces sin los lazos y ser su propia princesa, la que ella llevaba dentro y no la que él con tanto cariño marcaba en sus tirones.
Así que por un lado la marioneta estaba tan comoda sujetada por los lazos que no se enfrentaba al dolor de curar sus astillas y por otro cuando si lo hacía tenía que romper alguno de los lazos y el principe creia que ella estaba dejando de ser princesa y solo caminaba bajo su destino y estigma de marioneta rota. Los dos se sentían decepcionados y fustrados y parecía que la marioneta era una perezosa y una desagradecida que no luchaba para conseguir logros y en lo de perezosa unas veces era cierto y otras no tanto porque estaba demasiado confundida. Algunas veces ella aunque mas despacio quería volver a ver desde su propia mirada.

Paso el tiempo, pasaron años. Los dos fueron cambiando. Cada vez la marioneta necesitaba mas y más estar sostenida por los lazos porque de aquella costumbre se le había olvidado casi como se aprende a caminar sola. Cuando intentaba curar sus astillas rotas necesitaba soltarse un poco de los bonitos lazos de seda y principe soldado creia que ella solo había olvidado todo lo que le enseño. Éntonces él tiraba más fuerte y ella se arrojaba al suelo y ya no queria limar sus astillas ni ya quería ni con lazos ni sin lazos aprender a caminar. Ninguno entendía del todo al otro y a ratos se iban distanciando.

Aun así dada la confianza que estaba recibiendo, un día ella empezó a desear ser princesa y junto a los esfuerzos del principe empezó a vivir y ejercer como tal. Pero bajo ningun concepto ni siquiera el de seguir limando las astillas el principe la dejaba romper su preciosos lazos de seda de colores. Cuando Marioneta se negaba eran las propias astillas rotas del principe las que resurgian en él torturandole. Así que ella debía ser la princesa que él veia y moverse segun le marcaba él los pasos.

Los cuerdas aunque sean de suave seda siguen siendo cuerdas y a ella la sangraban las muñecas y los tobillos de tanto relevarse ante el soldado, sintiendose a la vez culpable de su reveldía a quien tanto bien le hizo. Así que la situación hacía brotar nuevas astillas en el corazón de la marioneta, que se sumaban a las que no se habían cerrado del todo.
Con el tiempo el principe de tanto ser soldado empezó amar la guerra más de lo que solía y llamaba desagradecida, inutil e infiel a su marioneta escudero cuando no quería seguirle. En ocasiones llego a mostrarse cruel y violento con ella, en ocasiones ella se mostro demasiado sorda y mala a los sentimientos y los gritos de él y sus corazones se alejaban olvidando juntar sus ojos. Llegó el día en que ella dudaba a veces porque le creía y quería o porque le tenía muchisimo miedo. Él la acuso de abandonarle y la advirtio que si así lo hacía, cortaria los lazos para siempre y ella solo seria una marioneta desecha y nunca jamás una princesa .

Lo que su amigo llamaba infidelidad era simplemente el cese de la anterior obediencia y fé ciega en él pero aunque no lo creyese nadie, ella seguia queriendole y comprendiendole. Marioneta, solo no quería seguir detenida y sostenida por sus lazos.

Fuese en parte por ella misma, y en parte por el principe, ella estaba encontrando su propio yo en si misma y había recordado como se aprende a sostenerse sin cuerdas y a que las astillas no la hiciesen tanto daño. Las acepto y comprendió que como parte de ella misma, tendría que aprender a vivir con con esas pequeñas agujas afiladas aceptando que existian y que de vez en cuando le seguirian doliendo.
Porque pese a que el guapo principe no lo aceptase, en el proceso su amiga se convirtio en otra cosa. Quizás no era la princesa que él tanto soñaba y quiso modelar y crear pero tampoco era ya para nada una marioneta rota que siempre necesitaría lazos o cuerdas para sostenerse.

Ni marioneta, ni princesa. Se estaba convirtiendo en ella misma. Quizás un día el principe lo comprenda.

jueves, julio 20, 2006

El Abuelo I

Mi abuelo Candido es el único abuelo que he conocido, el otro murió cuando mi madre tenía nueve años así que no llegamos a coincidir. Desde que murió mi abuela Margarita, él y un par de tias abuelas son los únicos viejos de mi vida con los cuales he tenido roce y que de verdad me importan. Cuando mi abuela vivia él queria que los dos se fuesen a un asilo y era una pelea conseguir que se apuntase con ella a los viajes del incerso. Ahora que mi abuela no está, le daría pánico quedarse en un asilo solo y se apunta a todos los viajes que puede. Se ha comprado un movil con cámara, un cámara de fotos digital e intenta darnos a todos los nietos los piropos y besos que nunca nos dió.
Cuando era niña yo solia decir que en lugar de abuelo yo tenía a un señor que leía el periodico y hacia la siesta en el sillon de la salita todo el tiempo. Sus mayores muestras de cariño eran alguna historia sobre la historia de Córdoba que conocía bien a pesar de ser de Cáceres y su respeto a mis ganas de leer. Yo cogía un libro de la estanteria y me sentaba a su lado mientras él me observaba desde sus gafas. Recuerdo a mi tia Lupe diciendo que yo suspendia y que solo servía para leer y a él diciendo que dejase a la niña en paz, luego me señalaba una silla y me invitaba a leer a su lado. A veces en verano nos compraba helados, pero no nos cogia en brazos, no jugaba con nosotros ni nada más. La verdad es que tampoco lo hizo mucho con sus hijos estar en casa y trabajar para ellos fue el resumen de sus deberes de padre, el resto le toco a mi abuela para un total de 14 hijos.
Ahora mi abuelo es un viejo un poco latoso, mas delgado y que pasa cada mes con uno de sus hijos pero sigue siendo chistoso en su cínico humor peculiar que mi padre y yo hemos heredado junto a la nariz, parte del perfil y la mirada.
El mes pasado estuvo aqui en Barcelona, en casa de mi tia y me conmovio su alegria al verme, sus piropos, sus besos, sus ganas de hablar de su vida.
Me he enterado que a los 7 años cuidaba puercos, y que a los 15 participaba en el llamado mercado negro del aceite. Los maquinistas le escondian los sacos de comida a cambio de que luego él vendiese en su casa la que ellos traian. Él solia subir a un tren que iba de madrid a Córdoba y que llamaban el perro por lo lento que era. Casi todos los que trabajaban en trenes estaban implicados en esa mafia de contrabando de comida en una epoca en la que España se moria de hambre. Él ni siquiera compraba billete, se escondia en los vagones de gallinas y una que lo pillaron se tuvo que volver a montar con el tren en marcha y correr por los techos de los vagones para no ser descubierto.
Lo que mas me ha llamado la atención de su historia aparte de la imagen de los 15 años de mi abuelo y su carrera como un spiderman que saltaba por los trenes, es otro hecho de mi familia que yo ya conocía.
Mi abuelo Manuel, el padre de mi madre, antes de feriante y minero también fue estraperlista como mi abuelo Candido y recorria toda Sierra Morena, desde Jaén a Córdoba y Granada con dos mulas cargadas de café, tabaco, aceite , sacarina y otras cosas que por venderse de esa forma más baratas, perseguia la guardia civil como ahora se persigue la droga.
Así que por ambas partes yo resulto ser nieta de piratas y me viene de sangre mi habilidad para ciertas cosas. Se trataba y se trata ahora de sobrevir con las armas que le vamos buscando a la vida para intentar ir siempre hacia delante.
Cuando mi abuelo termino tuve que estar sola unos minutos porque me vino un llanto tonto que hacia siglos que no tenía. La conciencia de quererle, de conocerle ahora que le quedan pocos años durante los cuales le vere contadas veces me pillo demasiado por sorpresa.

miércoles, julio 19, 2006

Mediatic Music Festival 2005




Hoy me ha visitado por aquí Raul, Me ha sorprendido que aparezcas por aquí, pero la sorpresa fue agradable. Me he dado un paseo por tu blog y primero te felicito por escoger "Se querian" de Vicente Aleixandre para ignaugurarlo, que siempre me ha gustado y segundo viendo todas tus notas de conciertos y actuaciones en vivo me he acordado de David, tu y yo en el mediatic de hace un año. Del calor, la quetchua que compartimos David y yo, para que tu pudieses ligar, las canciones en el camping, aquellas duchas con manguera para las que teníamos que trasladarnos al camping de al lado en bañador y a la vuelta ya estábamos asados de calor de nuevo ¡ pero como nos gustaba!. David grabandolo todo con su cámara, tu durmiendo la mona de tal manera que ni toda la serenata del camping podia despertarte, tus intentos por conquistar a la chica aquella, David que no podia creer que la grua se llevase el coche mientras estábamos en la playa y los tres en un taxi camino del rescate. Tengo fotos en las que os cogeis el uno al otro en brazos, una mia posando con David al mas puro estilo 007 y otra en la que tu y yo hacemos una pose rara mirando a la luna como panolis. lástima no tener ninguna los tres juntos, os portasteis maravillosamente conmigo los dos. Recuerdo el concierto de Medina Azahara, me cogisteis de los pies y parecía que volaba a la altura del escenario, el guitarrista me cogió de la mano para hacerme rascar la guitarra y ni el calor, ni que me salpicase el sudor de aquel viejo roquero importaba nada, ni podía frenar las ganas de cantar y reir. Luz Casal vibrando y emocionandome como siempre. Lo único que me comia todo el tiempo la cabeza y como ya esta hablado lo puedo escribir aqui eran mis sentimientos culpables por mis calabazas hacia David, que sigue siendo uno de los corazones mas grandes y generosos que he conocido jamás. Era super feliz, noches sin dormir por el ruido, risas, musica,... no os conocia casi y fui tan feliz como si llevarais años en los recuerdos de mi vida.

miércoles, junio 07, 2006

Princesa Lidia

Hoy es el cumpleaños de uno de los miembros mas jovenes de mi familia, la Princesa Lidia. Cumple 8 y se comporta como deben comportarse las niñas de esa edad. Nada de lios con ningun tipo de principe del colegio. Solo hadas, juegos en la playa, juegos de canciones, muñecas y un desvan con un gran baul de disfraces. Me encanta peinarla y disfrazarla como una gran muñeca preciosa. Ella sabe dar las gracias, por jugar con ella, por hacerle castillos en la arena por inventarle una tarta. Sencillamente me mira y lo dice ; gracias por querer hacer castillos conmigo me ha gustado mucho, o gracias por cantarme, o por contorme ese cuento. O solo me pide que pase mas tiempo con ella o me coge de la mano y se siente feliz si le pelo un melocotón, en un paseo por el mercado.
La alegria de verla sonreir, de peinarla, es directamente proporcional al miedo de su entrada en la adolescencia y se convierta en el espejo del silencio de los 14 años de su hermana Laura. ¿Donde estan las niñas? Esas que aun pueden soñar con un "nunca jamas" maravilloso, las que prefieren jugar un poco más con los niños perdidos antes de convertirse en Wendy.
¿Como seran las lagrimas de mi princesa cuando le guste por primera vez un chico? ¿Lloraré yo tambien entonces? Creo que si. Seguramente lloraré de alegria y de tristeza.

sábado, junio 03, 2006

Victor


Hace unos días me acordé de Víctor, cuando intentaba poner orden en mi correo. Me suena cursi, repelente, oírme decir que encontrar en una carpeta aquellos mails, los suyos y los míos, fue como una patada al corazón. Pero él fue eso, un gran linchamiento emocional. Duro tan poco y fue tan intenso que nadie me creía luego lo de que yo le amase.
Nunca como con él, como contigo Víctor supe lo que era un autentico flechazo adulto y leer ahora aquellas cartas donde pedias que me quedase contigo parecen bromas de un cinismo pésimo. ¿Te acuerdas? ¿Lo raro que era todo y como comentabas la sorpresa que fué para los dos? Si lo observamos desde el frio prisma de la distancia y nos quedamos fuera del romantiscismo que se impuso aquella noche entre los dos, solo se podría decir que fuimos casi dos extraños que empezaron practicando sexo y en la conversación del intermedio aprendieron ha hacerse el amor. Supongo, que si además yo lo mirase con resentimiento de mujer abandonada, diría que mas grave fue tú caso, cinco años de matrimonio con tu ex-mujer y tuviste que esperar a conocerme para saber lo que es sentir en mayusculas acariciando un cuerpo. Pero la verdad es esa, tu y yo como tantos otros, nos enamoramos charlando, poniendo verde la cobardia y la duda de nuestros ex, con la excusa de mentar nuestra vida. Así descubrimos haber pisado por separado los mismos errores, situaciones diferentes, la misma rabia y la misma necesidad. Y te dije hablando de mi discusion con otro, que no aceptaba quedarme con la persona equivocada para no estar sola porque eso seria conformismo, el peor pecado del mundo ni aceptaba mentiras ni falso amor a cambio de sexo porque eso me convertiria en una puta por cariño.


Recuerdo como me mirabas, parecias un cachorrillo perdido pidiendo que te cuidase, que te protegiese, que te quisiera, que me quedara contigo... ¿cuántas frases hacen falta decir para saber que el que tienes delante quiere amarte para siempre? ¿quisimos tu y yo medir amores tan tempranos, que aun no habian nacido quizás?
Y recuerdo mi corazón diluirse y convertirse en agua bajo tus ojos pero sobretodo recuerdo tu calor y que no pudimos dormir y que hicimos el amor de la forma mas salvaje, dulce y atenta de la que ninguno había sido capaz jamás.

Casi fue un sacrificio humano y yo aun maldigo tu carne, maldigo haberme dejado la piel contigo, que dejaste tal huella que nunca más volví a sentir así, que nunca fui más sabia, más dulce y más ramera con ningún otro hombre. Te recuerdo, casi llorando de la alegría por la sorpresa de ese amor recién nacido. Cuando se ama con tanta furia, el amor se acaba pronto por estar demasiado maleado, se gasta de tanto uso como dice la canción. Aun pienso que aquella noche, nuestra primera, intentábamos marcar al otro a base de cariño.
Tengo otras memorias tuyas en las que te dormias sobre mi cuerpo, no se si seguira en la tuya ese brazo que quise colocar como barrera entre tu y todo lo que te asustaba. Tengo recuerdos de tus cenas a la luz de las velas, tu afición a mi helado de mango, tu nevera siempre llena de chocolates para mi. Recuerdo tus mensajes al movil y mis sonrisas, y que mientras estuve contigo siempre amanecia cantando. Nunca me he sentido más hermosa, más fuerte y más sabia como mujer que los dias que pasamos juntos. Por ti me transforme a veces en la mejor meretriz y otras en una madre gatuna que te limpiaba los miedos a besos.
Poco antes de navidad te compre un perfume que envolví en papel color oro para regalartelo a la vuelta de vacaciones en esa noche de reyes que pensabamos pasar juntos y que no sabía que nunca llegaría a darte. Estubo casi un año vagando por mi armario, luchando contra el polvo sin saber donde esconderlo para no acordarme de ti, hasta el día en que decidi regalarselo a mi mejor amigo para que alguien al menos sacase algun provecho de aquel desastre de amor. Ese amigo, Daniel, me dijo que yo era un diamante en bruto que tu no sabias mirar porqué no merecias el oro ni en el color de un papel de regalo. Que maravilla es tener amigos asi cuando hacen falta oir cosas como esa, aunque no consuelen del todo.

Nuestra primera noche juntos Victor, esa que en mis recuerdos siempre sera nuestra, dejaste un puñado de mariposas atrapadas en mi estomago y una uña en mi pecho cuando metiste el dedo en mi corazón al tocarme. Cuando desapareciste y de tan mala manera, las mariposas se volvieron negras, se pudrían en mi garganta y me hacían decir disparates lastimosos para invocar tu regreso. Estuvieron allí hasta que pude por fin vomitarlas todas.
Mariposas negras y putrefactas, como las del poema de un conocido mío, y una uña que al menos pelo mi corazón y lo dejo desnudo, sangrante. Listo para enamorarse de nuevo. Bendigo mi ignorancia antes de saber lo que fué para mi quererte. Hasta la fecha, el que más amé y el que más me decepcionó. Te odio Victor, pero te doy las gracias por refrescarme el corazón.
Tarde un tiempo en ser capaz de ser tocada por otro, tarde demasiado en vomitar la basura de tu olvido.

lunes, febrero 27, 2006

Requiem

Esta noche a eso de las doce hara justo un año que falta mi abuela. Como le puede pasar a tantisima gente, yo no empeze a notar la dureza de su ausencia hasta que supe de su enfermedad. Entonces la vi con mis ojos de adulto, y la comprendí mejor. Su dureza fría a veces y su rabia contenida y marcada. dejaba entrever de vez en cuando una ternura exquisita y una dulzura valiosa por lo rara. Ella confundía sobrevivir con ser dura. Pero cada vez que me interesaba más y más en conocer su historía, más y más la comprendía y la perdonaba. A su padre, militar de izquierdas ,se lo arrancaron de la mesa del almuerzo la guardía civil delante sus ojos y de los de sus hermanos mientras su madre iba a buscar la olla de potage a la cocina y todo por un ajuste de cuentas . Despues mi bisabuela persiguío aquella furgoneta hasta caer casi reventada al suelo. El mismo bisabuelo mío del que mi padre y yo heredamos la expresión de los ojos. El mismo hombre que tuvo que criarla a ella y a una de sus hermanas en una trinchera durante todo un invierno de lluvias.
Mi abuela tuvo que trabajar y pasar hambre desde entonces y aun así solía reirse a veces de si misma, de los demás y de la vida que le tocó. Yo aun escuche varias veces esa risa hasta poco antes de dejar de oirla para siempre. Ella reía con tanta fuerza y con tanta música que fué así como enamoró a mi abuelo. Él nos lo conto a mis primas y a mí en el tanatorio, el día antes del entierro.
Él paseaba vestido de militar por lo que ahora es el bulevar de Córdoba, donde antiguamente estaba la estatua del Gran Capitan que hay ahora en La Plaza Tendillas. Oyó unas risas de mujer se volvió y la vió a ella con un vestido color crudo estampado de florecillas. Nos dijo que se reía con fuerza, vete a saber de qué, mientras iba del brazo de unas amigas.
Él le dió catorce hijos, un poco de amor, no demasiada ternura, bastantes peleas y algun toque de sufrimiento, que termino de envenenarle poco a poco el alma. No se dió cuenta de lo mucho que amaba a su mujer hasta que supo que la perdía y nuestro trabajo nos ha costado a todos que no se fuese con ella.
Si me imagino a mi misma, con mi propia rabia particular y la vida y número de hijos para sacar adelante que saco ella, logrando mediante todo tipo de artimañas que se privaran de tener hambre. No se como sería yo, ni si me hubiese quedado menos dulzura que a ella, que nunca me conto un cuento pero me baño algunas veces con un gel que olia a rosas, me peino trenzas y me acosto entre las mismas sabanas recias y suaves que ella cosía en su maquina.
Podría quedarme con el recuerdo de algunos malos tragos, pero prefiero quedarme ese y el de algunas de las meriendas que hicimos juntas en mi niñez, con un hoyo de pan de telera mojado en aceite de oliva, pepinos frescos y tomates maduros con sal. Prefiero quedarme con ese sabor y esos olores, como el de las riquisimas tostadas con margarina que hacía en la estufa o el de sus tartas de galletas con chocolate y anís dulce, como una vez que se paso con el anís y casi acabamos todos sus nietos borrachos. Recordar tan solo, el olor dulzón de su barra de labios color rosa perla. . .
Quizás sea un error, pues dice mi mejor amigo que a nuestros muertos hay que recordarles tal y como fueron, sin filtros ni edulcorantes. Pero si alguién te ha pedido perdón y se ha esforzado en demostrarte su firme cariño antes de irse no veo porqué no puedo quedarme al final con lo bueno que es lo que más vale.
Mi abuela antes de meterse en la sala de operaciones a luchar contra una cabeza llena de tumores, nos dijo a todos que no nos preocupasemos, que todo iba a salir bien. Despues de 5 horas de operación aun nos vió de uno en uno y nos dijo que no nos preocupasemos que a la vida, como me dijo a mi en particular cuando entre a verla, hay que echarle cojones. También le dijo a sus hijas, a mi madre y a sus nietas que mientras dormía había roto unos escaparates de la calle Gondomar que cogió muchos vestidos y estaban en su casa esperando a que elijieramos el que mas nos guste.
Toda una vida de mujer limpia y honrada, para meterse a ladrona en sus últimos sueños. Pareció que todo iba a salir bien y ella hacía bromas de su cabecita rapada al día siguiente, diciendo que le trajesemos unas cadenas y una chupa de cuero para hacer el juego completo de abuelita panki, porque pensaba salir a la calle con un equipo musical y todo. Hacía esas bromas para que dejaramos de asustarnos. La operaron un 29 de diciembre y murío el 27 de febrero porque el tumor no le dió ni un mes de calma para empezar a reproducirse.
Después de la operación cuando aun estaba bién, se sento varias tardes a ordenar todas las fotos de hijos y nietos por pequeños albunes de familias, para que no hubiese problemas a su falta para repartirnos los recuerdos. Aun tuvo la entereza pocos días antes de morir, de reunir a todas sus hijas en el dormitorio, decirles que lo habían hecho bien, que no se preocupasen más, que sus hijos eran lo mejor que le dió la vida y que permaneciesen unidos siempre. Todos los hijos y nietos hicimos una especie de comuna en su casa entrando al dormitorio por turnos para estar con ella, comprando y cocinando entre todos y para todos. Dando alojamiento a los que venian de fuera y no cabian en su casa. A mi Tio Paco, el hermano más joven y apuesto de mi padre, y a su mujer les toco dormir en mi antigua habitación, en el piso de mis padres.
Cuando murió estabamos casi todas las mujeres con mi tio alrededor de su cama mirando fotos de ella de joven, yo miraba una de ella en bañador y cuando abrió los ojos y la boca para expirar se me cayo de entre las manos del susto y no me di cuenta hasta el dia siguiente. Saque del cuarto a mi prima Noemí que temblaba y fuí a avisar a mi padre, después a hacer tila para todos. Consolando a mis tias, no volví a entrar hasta que la amortajaban y tuve que maquillarle las manos un poco y la calma de mis nervios no me dejo llorarla hasta el día siguiente.
Mi abuela es recordada por todos como una mujer enérgica y muy fuerte. Mucho más que yo debo decir.
Mi abuela paterna se llamaba Margarita, que significa " perla, criatura de luz o jardín de flores".

sábado, febrero 25, 2006

Cecilia

¿Me recuerdas Cecilia? Hoy te escribiré a ti y a todo lo que te debo. Siempre me oliste a césped fresco y a jabón sin perfume. Siempre limpia y con las coletas derechas. Erais siete hermanos, 5 hembras y dos varones como solía decir tu padre. Las dos teníamos en común la vida de los que no tienen demasiado pero que tampoco viven en la pobreza ni la necesidad. Tampoco pensábamos de niñas que necesitásemos más, que aquel mundo cerrado que era el barrio y nuestros colegios. Si pienso en la amistad, mi mente me trae tu nombre.
A pesar de lo callada que parecías tu no eras la mas tímida de las dos, sino la mas centrada. Yo te animaba a hacer diabluras, como el domingo aquel que íbamos a misa y a la vuelta yo sacudí una morera del parque pequeño para comer los frutos. Al llegar a casa nuestras madres casi me pegan entre las dos porque yo no solo hice que se manchase de moras mi vestido nuevo, también el de tu hermana Isa acabo morado. ¿ Te acordaras tu igual que yo? Yo repetía y repetía que no pasaba nada que la mancha de mora negra, con mora verde se quita y madre no estaba muy segura de que mi intención principal fuese comerme las moras o que ellas hiciesen ese experimento de mezclar moras verdes en la lavadora con el detergente.
Te recuerdo intentando enseñarme sin éxito a jugar a la comba y también a montar en bici después del miedo que le cogí cuando tuve aquel accidente con mi tío. Y sobretodo recuerdo, que mientras estuve en cama sin mover el pie, tu venias a verme todos los días.
Gracias a ti, pude desenvolverme mas o menos con mis patines de bota sin igualar tu agilidad y la de tu hermana Ángeles con los suyos. Gracias a ti, no suspendí gimnasia en el instituto porque me enseñaste ha hacer buenos saques de bolei-boll y a encestar en baloncesto lo suficiente para aprobar.
Tu y yo creamos la danza de las sevillanas locas para hacer reír a mi hermano en la cuna, y tu hermana Loli ( La Lilo en boca de mi hermano) lo llevaba en los hombros y tu herma Ani (la nani) lo solía llevar a cuestas. No me preguntes porqué, pero mi hermano estuvo convencido durante un tiempo de que tu hermana Ani era Mary Poppins, pero que mas da si yo de muy niña creía que el personaje de la abuelita de Pedro en Heidi estaba basado en tu propia abuela a pesar de que ella no era ciega, solo veía muy poco.
Recuerdo cuando aprendí a hacer palomitas y tortitas fritas de desayuno y que las dos nos poníamos moradas los sábados. Teniendo siete hijos, tu madre impuso como norma general que ninguno trajese amigos a casa, así que creo recordar que yo no vi tu habitación hasta los 13 años mínimo. Sin embargo tu me sacaste de la mía varias veces en las que me enterraba en libros. Me ensañaste a jugar yo a ti a volar un poco.
Contigo siempre me lo pasaba bien, me seguías en mis travesuras como la voz calmada de mi conciencia. Juntas conquistamos y gobernamos el arbusto-cabaña de los columpios. Juntas fundamos el EquipoC en una emulación mía del EquipoA de la tele, porque yo estaba convencida que debíamos defender a los perros y gatos del barrio de la banda del Silverio y los mellizos. También hablamos de llamar a la policía si mi vecino volvía a salir con su escopeta de plomos a matar a los gorriones del parque. No se si te conté lo impotente y niña que me sentí el día en que intente prohibírselo y vi como se reía mientras un gorrión caía muerto. Pero fue por eso que suspendí aquella organización nuestra fundada en defensa de los gatos callejeros que tu y yo amábamos.
¿Recuerdas Cesi? Era así como te llamabas entonces, tu precioso nombre no te gustaba y yo te anime a leer Fabiola, así conociste el personaje de la valiente Cecilia, la niña ciega.
Decíamos que éramos familia, porque mi gata Mini e Isidoro, el gato de tu abuela, tuvieron juntos a mi gata Bolita. Tu estuviste conmigo en casi todos los partos de Bolita, eras la única persona ajena a la casa a la que ella dejaba acercarse y me ayudabas a buscarles dueño después de destetarlos para que no tuviésemos que abandonarlos nunca. Y después cuando Bolita y su última camada desapareció (siempre sospecharemos las dos de mi vecino) te pateaste conmigo todo el barrio y alrededores buscándolos. Casi nos metimos bien adentro del campo y claro está casi nos metimos en un buen lió.
Luego de adolescentes nos quedábamos horas en un banco del parque o en los escalones de las cocheras de tu casa solo por el placer de estar juntas y comer montones de pipas con sal o gusanitos. Muchas veces éramos tres. Tú, tu hermana Ángeles y yo. Las tres del grupo que permanecieron fieles cuando hicimos costumbre de tu idea de irnos el domingo con un bocata y una cantimplora de plástico a caminar por el campo. Y nos recuerdo a las tres encerradas con pestillo en mi cuarto, dormirnos con hielo las orejas para agujerearlas con agujas desinfectadas con un mechero y llenarlas de dos o tres pendientes.
Intentaste ayudarme a conquistar mi primer amor de instituto y me acompañaste el día que bajo la lluvia, yo le grite el nombre debajo de su balcón para avisarle que al día siguiente en el instituto había una huelga. Mira que romanticismo Cesi, aquella Julieta con los roles cambiados ya era un aviso de mis desastres amorosos. Tu sin embargo tuviste pronto a muchos chicos detrás. La mayoría con el mismo estilo raper de pantalones anchos que llevabas a los quince, mientras yo me ponía largas faldas y blusas hippie para ocultar los michelines de entonces. Tu me hacía algunas trencitas en mi melena larga adornadas con los hilos del costurero de mi madre y nos turnábamos para pintarnos el pelo la una a la otra con henna.
Supongo que te estoy utilizando como excusa para hablar de mis recuerdos, así que para terminar esta larga suma de memorias hay dos cosas que me gustaría decirte.
Una, que aunque de niñas siempre les pareció a todos, que con tus gafas grandísimas, tu piel tan blanca y ese pelo negrísimo que siempre se te pegaba a la cara, de las dos yo sería la más hermosa. En la adolescencia, no solo demostraste como siempre que eras una luchadora consecuente, sino que te hiciste a ti misma princesa en tu estilo duro, de piel fina y huesos delgados, alta y erguida con tus grandes ojos redondos de hechicera.
Hay también un recuerdo de nuestra niñez que quiero regalarte, lo reviví con la ultima lluvia y leyendo Peter Pan, donde dice el autor que los niños son tan imaginativos porque justo antes de nacer eran pájaros, podían volar y aun lo recuerdan. Cuando en otoño llegaban las lluvias, en el cuadrado de las aceras que pertenecía a los árboles del barrio, solían aparecer unas pequeñas ranitas vivas que nadaban alrededor de ellos y solían saltar por el parque. Tu y yo las cojiamos fácilmente para sentir como se nos resbalaban saltando, pero no entendíamos de donde salían. Con la mejor intención mi padre nos dijo que a él en el colegio le explicaron que las absorbían de las charcas las nubes de lluvia, así que las ranas viajaban volando en las nubes y luego caían con la lluvia en el barrio. No solo lo creímos e imaginamos ranas nadando en nubes de algodón dentro de una burbuja de agua. Tu, Ana y yo decidimos que si absorbían ranas ¿ porque no peces?, así que ese otoño cada vez que llovía fuerte intentábamos escapar al parque para ver por fin el milagro de peces y ranas cayendo del cielo.
Fuimos pájaros Cecilia. Volábamos.